Destruyendo mitos sobre las alergias


Uno de los problemas de salud más comunes en el mundo es la alergia, uno de los padecimientos menos entendidos por el público general.
Se calcula que solo en los Estados Unidos, aproximadamente 30 millones de personas mayores de 18 años sufren de las famosas alergias.
Las alergias no son ninguna “debilidad” del sistema de defensa Una creencia muy común es que las alergias se producen porque el sistema inmunológico del que la sufre “está débil” y necesita ser “fortalecido”. ¡Qué gran equivocación! El que se produzca una alergia indica que el sistema de defensa está realmente fuerte e intacto y que al revés, está actuando con mayor intensidad que lo normal.

Las alergias ocurren cuando el sistema inmunológico o de defensa del organismo reacciona con desmesurada intensidad ante un estímulo relativamente simple. Por ejemplo, si una persona es alérgica al polen de las flores durante la primavera y el verano, lo que ocurre es que ese polen desencadena una respuesta muy intensa del sistema inmunológico, haciendo que unas células sanguíneas grandes y regordetas (apropiadamente llamadas células cebadas), llenas de una sustancia química llamada histamina se revienten y la liberen a la sangre.

Una vez en la sangre, esas enormes cantidades de histamina liberadas son la causante de todos los síntomas de las alergias: ronchas en la piel, debilidad, cansancio, sensación de fiebre, ojos llorosos, catarro nasal, estornudos, picazón de ojos, nariz y garganta, tos y hasta crisis de asma. En casos muy graves, la alergia se manifiesta con lo que se llama un choque anafiláctico, en el que la presión arterial baja peligrosamente y se puede producir una grave crisis de espasmo laríngeo (se cierra la garganta) o de asma. La persona puede morir si no es rápidamente atendida.

Pero la forma más grave de alergia es el llamado síndrome de Stevens-Johnson, en el que generalmente como reacción a un medicamento se produce una hinchazón marcada de los ojos, la boca, la garganta y los genitales y va acompañada de una inflamación tan severa de la piel que puede hacer que se produzcan amplias ampollas, parecidas a las que ocurren en una quemadura.
Los elementos más comunes causantes de alergia incluyen el pelo de los gatos y los perros, el polvillo que se desprende de las alas y patas de las cucarachas, algunos tipos de alimentos, hongos ambientales, picaduras de insectos, látex y medicamentos.
Cómo distinguir la alergia de los resfríos y de la gripe o influenza Esos tres padecimientos tienen algunos síntomas respiratorios comunes, tales como congestión y producción de mucosidad por la nariz, estornudos, ojos llorosos, picazón de la garganta y tos.
Veamos las diferencias.
En la gripe o influenza, que puede ocurrir una vez al año o cada dos años, además de esos síntomas hay fiebre muy alta (hasta 40 grados), escalofríos y un severo dolor muscular y de huesos. El paciente dice que pareciera como si “un camión le hubiera pasado por encima”.
En el resfrío, que también solo ocurre una o dos veces por año, los síntomas de congestión nasal, estornudos, picazón de la garganta son más intensos que el de las alergias y a diferencia de la gripe, están limitados a la cabeza y al pecho. No hay fiebre alta ni escalofríos ni mucho menos dolores generalizados de los músculos y los huesos.
Mientras la gripe o la influenza se presentan unas dos veces al año, en las alergias al estar constantemente expuestos al agente causante, los síntomas respiratorios son diarios y constantes por lo que mucha gente afirma equivocadamente “yo me resfrío todo el tiempo” o “yo paro resfriado todo el año”.

Prevención de las alergias El factor más importante para controlar una alergia es identificar al agente causante y evitarlo completamente. Muchas veces, como en el caso de las alergias al polen por ejemplo, eso es imposible. Pero en la mayoría de los casos sí se puede evitar el agente causante, aunque eso implique la difícil decisión de deshacerse de las queridas mascotas como gatos y perros.
Es muy importante saber si se es alérgico a algún medicamento para evitarlo por el resto de la vida.
Los antihistamínicos La sustancia causante de los síntomas de la alergia es la histamina. Por ello, es importante saber que existen medicamentos capaces de bloquear el efecto de esa sustancia por lo que se llaman antihistamínicos.
Los cinco antihistamínicos de venta libre más usados son la diphenhidramina (Benadryl), la cetirezina (Zyrtec), la loratadina (Claritin y Alavert), la fexofenadina (Allegra) y la desloratadina (Clarinex).

El antihistamínico más antiguo es el Benadryl. Esta medicina es excelente para controlar los síntomas de las alergias pero tiene el gran inconveniente de causar mucho sueño, especialmente en personas mayores. Además, también causa estreñimiento, visión borrosa y pérdida de concentración por lo que no debe ser usada por gente que maneja vehículos u opera maquinarias; tampoco debe ser usada con alcohol, durante el embarazo o por madres lactantes.
El Benadryl puede hacer que el Tamoxifen, usado para prevenir la recurrencia de un cáncer del seno, tenga una menor actividad, por lo que no debe ser usado por mujeres que usan esa medicina. Al revés, aquellas personas que toman el Metoprolol (Lopressor) para bajar la presión arterial, pueden ver aumentado el efecto de esta medicina si es que toman Benadryl.
Los efectos de los otros antihistamínicos: Zyrtec, Allegra, Claritin, Alavert y Clarinex, son muy similares y su uso depende de preferencias personales basadas en experiencias previas.

Los antihistamínicos se eliminan del cuerpo a través de los riñones y el hígado. Por ello, quienes tengan alguna enfermedad en dichos órganos deben consultar con sus médicos antes de consumirlos. Del mismo modo, los efectos secundarios del Lisinopril (Prinivil) aumentan por el uso de esos antihistamínicos. En general, el consumo del alcohol debe ser hecho con mucho cuidado en personas que toman antihistamínicos pues el efecto sedante del alcohol puede ser más intenso.

Por otro lado, personas que toman Rositiglazone (Avandia) para su diabetes 2, pueden necesitar mayores dosis de antihistamínicos para conseguir el mismo efecto.
En resumen, la identificación de los elementos que causan la alergia es muy importante para prevenir las alergias y para aquellas personas que no puedan hacerlo, el uso juicioso de antihistamínicos puede dar alivio a los molestosos síntomas.
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